De los elefantes, las gacelas y el camino de la vida

Una de la (menos lamentables, por cierto) características de crecer es que perdemos agilidad pero, se supone que deberíamos ganar sabiduría. Esta sabiduría se puede plasmar en que hacemos un poco menos, pero fallamos mucho menos.


En el fondo, según crecemos nos parecemos más a un elefante, nos volvemos más pesados (cargamos más responsabilidad) y más torpones (nos cuesta un poco más decidir, debemos fijarnos más....) y hasta esto tiene cosas buenas.


Es que los elefantes (igual que las familias o las empresas) según crecen, tienen más cosas buenas, que (probablemente) malas, lo explicaré en tres reflexiones :



  • Puede que les cueste arrancar, pero cuando lo hacen, lo hacen con fuerza
  • Puede que les cueste coger velocidad pero cuando pillan velocidad punta (¡50 Km/h!) no los para nadie
  • Y tal vez no sean los mejores haciendo curvas, por ello, los elefantes listos planifican la carrera y, las evitan, más que nada para no derrapar y darse un morrazo ...
No siempre podemos evitar convertirnos en elefante, pero si no lo podemos evitar, bueno es saber que tenemos algunas ventajas. Vamos que si yo fuera gacela, pues les tendría cierta envídia ....

Y además, tal vez los elefantes puedan actuar como gacelas (un poco más lentas, eso sí...) pero seguro que una gacela no puede actuar como un elefante.

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