De la voluntad y el voluntarismo


El Tao te king, fuente inmensa de sabiduría, dice "Quien promete a la ligera, no es fiable", y es que, a veces, confundimos voluntarismo con voluntad.


Defino voluntarismo como aquel acto, a menudo más racional de lo que creemos, donde ponemos nuestra mente al servicio de una buena intención, eso, sólo una buena intención.


Este desorden, si bien crónico, es claramente estacional y se da, al menos en el ámbito privado, en dos fases del año, agosto y diciembre. Y es que, cuando las circunstancias nos dejan pensar, nos inventamos un montón de buenas intenciones, que, en los casos más graves ¡incluso se planifican!.


Me declaro un radical enemigo del voluntarismo, en todos los ámbitos, y muy especialmente en el privado. Conviene tener en cuenta otro proverbio chino "No temas avanzar lentamente, teme detenerte".


Olvidemos el voluntarismo y pensemos más en hacer uso de la voluntad consciente, la capacidad humana que nos permite orientarnos hacia un objetivo, no hacia una intención. Exigámonos un poco más cada día y hagamos, seamos más voluntariosos que voluntaristas.


Es desde esta posición, desde el ejemplo, donde se construyen las grandes catedrales.

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