¿Carga el diablo los benchmark?

Suelo empezar con una pequeña historia, pero un amigo mío me sugirió que intentara pasarla al final, porque así sería más fácil conectarte a tí, amable lector.

Así pues, lo probaremos, cualquier comentario sobre el nuevo enfoque será de mucho agradecer.

Empezaré por la frase "gancho". 

Un benchmark no es una más que un proceso de comparación.

Y toda comparación "por definición" es odiosa

Y toda comparación es fuente de envidia

Y la envidia es un pecado capital y uno de los 3 venemos del budismo

Por tanto, un benchmark bueno bueno ... no es 

Con esto podría concluir el artículo, pero el hecho es que los benchmarking existen, son necesarios, y los vamos a tener que usar en el futuro, es por ello que, y considernado que el veneno siempre está en la dosis, reflexionando sobre el tema, propongo repensarlos según el siguiente esquema

  • Primero viendo lo malo ... y sus aspectos potencialmente negativos
  • Reformularlo para que usándolo de forma inteligente podamos sacar algo positivo 
Todo ello sazonado con algunos refranes y cuentos Zen

Los Benchmark los carga el diablo ...
  • Como dice el refrán africano "la magia del brujo de la tribu vecina es más poderosa", al hacer un benchmarking corremos el riesgo de olvidarnos de reflexionar lo que tenemos dentro y minusvalorarlo
  • Acabamos creyéndonos que todo lo malo lo hacemos nosotros  ("total, solo se fijan en lo que hago mal") 
  • A fuerza de repetición, y de mejoras para intentar "mejorar al mejor", podemos acaba royendo el hueso hasta que nos hacemos sangre en la encias
  • Muchos benchmarking tienen una semilla del veneno de la simplificación excesiva ("se deducen explicaciones muy directas de resultados muy complicados de analizar") 
  • Y todo esto amplificado si lo dejas en manos de personas no expertas en la materia - los powerpoint y los excel lo aguantan todo - ("como darle una metralleta a un mono")
  • Es por tanto  una forma muy inteligente de promover la envidia, pero no por tener lo que el otro tiene, si no tambien por querer que el otro no lo tenga (lease : "fijo que me engañan")

Pero son muy aprovechables ... si somos inteligentes
  • Puede ser una forma sana e inteligente de dejar de mirarse el ombligo, y por tanto mostrar los aspectos positivos de nuestra gestión, y en este punto conviene que actuemos proactivamente 
  • Tal y como el cuento zen del monje y el ladrón, de todo el mundo se aprende algo - incluso de un ladrón - , si aceptamos  no somos perfectos (ni siquiera los mejores ... en todo) y, bajo esta premisa  puede ser un buen catalizador de una reacción de cambio positivo

MIentras un ladrón robaba en la celda de un momje Zen, el monje no paraba de observarle, movimiento lentos, precisos, buscando afanosamente ... Cuando el ladrón iba a huir, el monje le detuvo y con humildad le dijo

- Veo que eres un ladrón experto y meticuloso, te propongo un cambio, tu me enseñas a mí concentración ... y yo te enseñaré pureza 

  • En tanto que estructurado nos puede servir de guía sobre aquello que podemos mejorar - no una meta a corto - , siempre y cuando lo dejemos en manos de expertos - de ñps de verdad, no de los del powerpoin+excel avanzado)
  • Y como tal nos puede permitir avanzar, entendiendolo como un medio, no como un fín en sí mismo. No hay carrera más estupida que la de los galgos persiguiendo una liebre que nunca alcanzan
  • Será positivo, siempre y cuando seamos consciente (es decir que seamos parte activa en el proceso) de que, no se trata de hacer lo mismo que el lo hace mejor, se trata de hacerlo mejor, aprovechando lo que somos,  como lo que dice el cuento "El arbol que no sabía quien era
Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales. Todo era alegría en dicho jardín; y todos los árboles estaban muy satisfechos y felices. Sin embargo, uno de ellos, un árbol profundamente triste, tenía un problema: no daba frutos.

 –“No sé quién soy”, se lamentaba.-

 Lo que te falta es concentración, -le decía el manzano-, si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves qué fácil es?

 – No lo escuches, exigía el rosal. –Es más sencillo tener rosas y ¿ves qué bellas son?
 Y desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser igual que los demás, se sentía cada vez más frustrado.

Un buen día llegó hasta el jardín un búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, le dijo:

 – No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Es tu enfoque lo que te hace sufrir.

 -“No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tú mismo. Conócete a ti mismo como eres. Y para lograrlo, escucha tu voz interior”.
 
Y dicho lo anterior, el búho se fue.
 
– “¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…?”, se preguntaba el árbol desesperado.
 
El árbol se puso a reflexionar durante un buen rato. Finalmente, de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar a su voz interior decirle lo siguiente:
 
– “Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros y belleza al paisaje. Eso es quién eres. ¡Sé lo que eres!
 
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces todo el jardín fue completamente feliz, cada uno celebrándose a sí mismo y a los otros...








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