De los mayores, los huevos y las cataplasmas de optimismo

Mi madre política (evito llamarla "suegra", porque de verdad la considero una segunda madre) suele decirle a mis hijas, cuando hay discusión sobre los "limites del estado federal doméstico":

Cuando seas padre comerás huevos 

Refiriéndose, a la necesidad existente en la postguerra española y al rol que cada uno debía asumir en dicha sociedad de escasez. La misma frase podría aplicar a los abuelos, básicamente viene a decir

Cuando seas abuelo, los huevos se los comerá tu hijo (que es padre)  

Y es que la vida es así .... naces, creces, te reproduces, te sientas en el banquillo (sic, silla de asilo) y mueres. Que no es la muerte física, sino cualquier otra de las innumerables muertes que tenemos en el camino de  nuestro devenir cotidiano.

Un amigo mío, ya veterano él de cien batallas y mil escaramuzas dice  :

"Mi obsesión es, como mi padre decía, no sobrar en  ninguna parte, quiero dar VALOR a mis padres, a mi esposa, a mis hijos, amigos, colegas.... que mi objetivo en la vida es SER, no ESTAR."

Y es que conviene aplicarse cataplasmas de optimismo, y tener las ideas, sugiero cinco sanísimas directrices:

• Actúa, y haz lo que debas
• Ten ganas de hacer cosas
• Céntrate en las personas
• No olvides, que detrás de una montaña siempre aparece la siguiente, y que también la vas a escalar.
• ¡ Y leete el poema INVICTUS de William Ernest Hanley !

Fuera de la noche que me cubre, 

negra como el abismo de polo a polo, 

agradezco a cualquier dios que pudiera existir 

por mi alma inconquistable. 

En las feroces garras de las circunstancias

ni me he lamentado ni he dado gritos. 

Bajo los golpes del azar 

mi cabeza sangra, pero no se inclina. 

Más allá de este lugar de ira y lágrimas 

es inminente el Horror de la sombra, 

y sin embargo la amenaza de los años 

me encuentra y me encontrará sin miedo. 

No importa cuán estrecha sea la puerta

Cuán cargada de castigos la sentencia.

Soy el amo de mi destino, 

Soy el capitán de mi alma.