De la falta de juicio, los juicios erróneos y el Nuevo Testamento

En este mundo absolutamente frenético, donde los tiempos se reducen a instantes y los objetivos a metas volantes, existe una tendencia - casi tendenciosa - de juzgar a las personas en un plazo extremadamente corto de tiempo.


No es todo culpa nuestra, el entorno ayuda; ayer un magnífico infante consorte hoy un ladronzuelo, ayer el mejor líder del mundo, hoy un apestado ... tal parece que este mundo nos hace pre-juzgar, juzgar y re-juzgar de forma casi instantánea (¡gracias twitter!!!!).


Mi amigo Ramón, que es muy, pero que muy culto, me lo ha hecho ver usando una cita del Evangelio de San Juan:
No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.
El juicio justo debe ser, de por sí, reposado y equilibrado. El juicio justo exige tiempo, paciencia, dedicación y orden mental. Esa es la visión de mi amigo Ramón.


Hay más, también en La Biblia se pueden leer más pistas, más senderos de vida, como por ejemplo :
  • No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante (San Mateo 7:1-6)
  • Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. (Mateo 7:12)
En eso consiste, ser y actuar como persona, en reflexionar, mantener la frente fría y el corazón caliente, es pensar bien - aunque no siempre sea fácil, en dar más que en esperar, en tratar a todo el mundo como nos gusta que nos traten. 


Puede que no  seamos nunca unos expertos en web. 2.0 pero habremos mejorado en la aproximación persona 2.0.

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