Del pollo a l'ast, las normas y la civilización



13:40 de un Domingo, calle transitada, delante de una tienda donde venden pollos para un coche de tamaño mediano, baja su propietario, pone las luces de emergencia y se pone a hacer cola.

No le importa ni los bocinazos de los coches que circulan detrás suyo ni que les resulte una incomodidad evidente para circular. El va a lo suyo, a su pollo.

Ya no es que paremos delante de una farmacia, o para bajar una persona mayor, o para ayudar a bajar del coche a un niño -acciones, que , siendo por concepto molestas a los demás contienen un punto justo de necesidad evidente. - Es que vale más un pollo que cualquier otra persona.

Esta es la ciudad que tenemos, el país que tenemos, el mundo que tenemos. Tal vez deberíamos preguntarnos, antes de hace ciertas cosas si el propio resultado de la misma es una molestia o , lo que que parece más evidente, la falta galopante de sensibilidad o civismo -más bien, civilización... - 

No es el Ayuntamiento, la Guardia Urbana, la policía o el Estado quien debe estar velando solo por que las normas se cumplan, es que las normas, en tanto que sirven para promover la conciencia entre las personas, deben formar parte del normal comportamiento de los que se denominan ciudadanos.

Aunque, bien mirado, si le hubieran multado, tampoco hubiera estado tan mal....

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