Del peligro de las palabras y del milagro de la comunicación

Cada vez estoy más convencido que hay que ser bastante avaro usando las palabras, que dichos como :
  • Tenemos dos orejas y una boca, para escuchar el doble y hablar la mitad (Talmud)  ó
  • Es mejor ser Rey de tus silencios que esclavo de tus palabras (William Shakespearee)
nos dan muchas de como actuar con sentido común.

Y es que, incluso con la mejor intención, queremos dar más explicaciones de la cuenta o, sencillamente, no damos ni la más mínima información, sin darnos ni siquiera cuenta de daño que hacemos a nuestro interlocutor.

Corregir esto parece fácil de corregir, puede bastar con unas pastillas bibliográficas, ponernos a practicar o dejarlo a la "suerte"; como sea que algunos de nosotros ya habremos intentado (con más o menos fortuna) estos sistemas, e incluso otros más new age, sin duda habremos llegado a sesudas conclusiones, estas son las mía . En mi opinión, deberíamos "grabarnos al fuego" las siguientes verdades :
  • Las personas gustamos de estar informadas,
  • Pero no estamos obligados a contarlo todo, porque no contarlo todo, no es mentir.
  • Que cuando hablamos, dejamos de escuchar, es bueno buscar la realimentación de nuestro interlocutor
  • Siempre es bueno gestionar la expectativa de la comunicación, lo que para nosotros es un dato sin valor aparente para el interlocutor puede tener una importancia subjetiva tremenda, hay que distinguir SIEMPRE entre opinión e información
  • El proceso debe ser win-win, leer el lenguaje corporal o escuchar con atención las palabras de nuestro interlocutor, nos permitirá, de seguro, obtener información útil y valiosa
Lo de hablar no es cosa fácil, es algo mucho más importante que articular palabras ....

Me quedo con una última reflexión que me hicieron hace unos años en un curso de formación, sobre el "arte de presentar":

  • Sé tu mismo
  • Habla lo justo
  • Muere pronto

Comentarios

Entradas populares de este blog

de Karate Kid y la importancia de respirar

De como construir una catedral picando piedras

De los pandas y la filosofía