De la humildad y las victorias perdidas

Cualquier historiador, no demasiado sesgado por la emoción, debería reconocer que el mejor mariscal alemán de la Segunda Guerra Mundial no fue Rommel (más mediático, pero poco más ..) sino  Erich Von Manstein.

De su cerebro derivan dos de las "mejores" campañas (si es que se puede hablar así cuando se habla de guerras) , el golpe a Francia en 1940 y la retirada del sur de Rusia en 1943-44

A la segunda me referiré, como ejemplo de gestión. Desde que se perdió Stalingrado el ejercito alemán había iniciado una mala fase, forrada de derrotas. Es cierto, se puede considerar una sucesión de derrotas, pero no de catástrofes, cosa que permitió hacer una "retirada ordenada" (y no es un oximorón en este caso) con contraataques incluidos.

Von Manstein fue el artífice de esta aparente mala estratégica (su libro Victorias frustradas, es excepcional en lo que refiere a estrategia), el buen general lo que hizo fue "leer" objetivamente la situación y aplicar unos principios básicos para gestionarla:

  • Conservar la iniciativa (estratégia)  y la capacidad de movimiento (táctica) 
  • retírarse, cuando así lo entienda necesario (los inconvenientes de mantener la posición eran más que las ventajas de mantenerla)
  • acomodar la posición donde has decidido quedarte (previsión y preparación)
  • esperar que avancen (los problemas tienen vida propia)
  • buscar su punto débil, 
  • y revolverse contra el enemigo (sin batallas campales) 
  • todo ello, contando y confiando con tú equipo, que también deben tener capacidad para tomar decisiones e iniciativa propia
Si esto se repite suficientes veces es posible que conseguir  detener, e incluso derrotar al "enemigo".

A menudo las personas viendo esta visión estratégica tan obvia, parece que a menudo las personas (en todas sus condiciones, como padres, profesionales, ciudadanos y políticos) no somos capaces de entenderla, y  nos ceñimos a una posición fija, esperando parar a nuestro "enemigo", pensando inocentemente que, como llevamos la razón, nada nos puede derrotar.

De hecho, ya estamos derrotados, nos ha derrotado el orgullo. 


Este orgullo que es casi uno de los peores enemigos que tenemos (digo casi, porque el peor es la ira) , y que solo se puede combatir con la humildad.  

Es necesario tener la adecuada humildad para aceptar la situación y de saberse capaces de revertir las cosas, aún en la situación más complejas, buscando un punto de encuentro, aún sabiendo que en el corto plazo puedes perder batallas, pero siendo consciente que las guerras se pelean en largo y que una victoria - pírrica - no es victoria.

Si estamos obligados a luchar, debe ser la última opción como decía Sun Tzu, seamos capaces de avanzar y retroceder asegurándonos el mejor desarrollo estratégico. Si no es estrictamente necesario, hagamos de la humildad nuestro ejército, busquemos el diálogo, y actuemos - avanzando o retrocediendo - manteniéndonos enfocados en  que lo podremos resolver.

Y entonces, descubriremos que hemos alcanzado la mejor solución.

PD : Von Manstein probablemente salvo a cientos de miles de alemanes del cautiverio o la muerte, retraso la inevitable derrota alemana, puso de los nervios a los generales soviéticos ,,, como premio fue destituido, a nadie le gusta aceptar que huir es una más que excelente estratégia. Aún así, es conocido, apreciado, estudiado y analizado como el mejor - ganó la batalla final a la historia - 

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